domingo, 2 de agosto de 2015

ARIZONA

Una de las ventajas que tiene mi trabajo es que viajas a lugares que no estaban en tu lista y la gran mayoría de las veces te llevas una grata sorpresa.

Un ejemplo claro fue Arizona. ¿Quién tiene Arizona en su lista prioritaria de destinos? Lo que es en mi círculo, cero.

Es uno de esos destinos topicazo en los que solo pronunciar el nombre, ya te hace imaginar a John Wayne a caballo entre los cactus, casi humanos, de dos brazos.

 

A Mr. Wayne no lo vi, DEP el pobrecito… pero cactus… me “jarté” y he de decir que nunca me gustaron. Los paisajes de este tipo de flora siempre me habían parecido áridos, grises y tristes. Además, me resultaban realmente agresivos, con tanto pincho. Pero cuando conoces un poco de su historia es cuando empiezan a inspirarte respeto.


Tienen un crecimiento increíblemente lento y hay que esperar, al menos, 70 años para que le salga el primer brazo. Sabiendo esto te das cuenta de las joyas centenarias que hay por allí.


Bien, pues tanto Tucson como Fénix tienen un paisaje realmente bonito con tanto cactus centenario. Porque entre tanta competencia, o eres centenario o no eres nadie.



Teníamos una temperatura de  44ºC de máxima y 42ºC de mínima. Quiero decir, allí hacía de todo, menos frío. Te metías en la piscina del hotel y te quedabas igual, ya que el agua estaba a la misma temperatura que el exterior, con lo que no te ayudaba mucho a refrescarte y la decepción al sentir el mismo calor dentro que fuera de ella era considerable. Y la cara de tonto que se te ponía, también.



El hotel, el Biltmore, de la cadena Waldorf Astoria, falsamente adjudicado Frank Lloyd Wright , aunque comprensible, por ser totalmente su estilo, es parada obligatoria en esta ciudad, un lugar digno de ver. En los días que pasamos en él, coincidimos con una convención de veteranos de guerra. ¿Sabéis lo que esto significa? Te trasladas a las películas de la II Guerra Mundial. Aunque la mayoría estaban mayorcitos y con alguna que otra secuela de sus heróicas acciones, los uniformes les daban un aspecto estupendo que acompañaban con cara de satisfacción y orgullo, con ese patriotismo típicamente americano.

Esto fue en Fénix, lugar donde me aficioné a la cerveza, que hasta entonces odiaba, pero después de tanto tasting, no te apetece más vino y cuando la Coca-Cola ya te sale por las orejas, necesitas limpiar la boca de tanto tanino  de algún modo. Esta es una muy buena forma de hacerlo. Y la precursora de esta afición no fue otra que la Samuel Adams, una cerveza de Boston verdaderamente deliciosa, nada amarga y muy expresiva.

Nos fuimos de shopping y encontramos auténticas joyas indias hechas con turquesas y creadas por artistas nativos muy conocidos y cotizados, otro mundo. Mi chico, coleccionista desde hace muchos años de la cultura india americana, especialmente de la tribu PUEBLO, estaba como un niño en un parque de bolas, ¡entusiasmado!

Las tiendas de decoración, con muchísimo material RECOUPAGE, tenían auténticas maravillas, ya que en ese aspecto son de admirar. Al no tener historia, salvo la que previamente a la llegada de los colonos ya existía y considerarse "Nuevo Mundo", cuidan su corto pasado con esmero y respeto, algo de lo que deberíamos aprender por estos lares.

El campo hotelero es muy interesante y tiene verdaderas joyas arquitectónicas. Este ramo ha experimentado un enorme crecimiento desde principios de siglo XX, como es el caso del Biltmore, hasta los años 50.

Viajamos en coche de Fénix a Tucson, disfrutando de ese excepcional paisaje que este estado nos ofrecía.


En Tucson, nuestro hotel de destino era La Ventana, con el museo de cactus en sus jardines más impresionante del mundo.





Nuestros vinos estuvieron deliciosos y nuestros importadores, encantados. Es importante en este tipo de catas, que sean los propios dueños  o elaboradores del vino los que presenten sus caldos al cliente. De esta forma, puedes transmitir tu filosofía de una forma más directa y llegar al corazón del interesado. Siempre es gratificante hacer reaccionar a los sentidos. Nuestro bebé nos volvía a dar otra alegría.


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